Dos jóvenes de 18 y 19 años fueron detenidos ayer en Irlanda del Norte en relación con el asesinato, a la una de la mañana del viernes, de la periodista Lyra McKee, de 29 años, durante unos disturbios en la localidad de Londonderry. El asesinato, atribuido por la Policía al grupo terrorista Nuevo IRA (N-IRA), fue perpetrado después de que dos vehículos policiales fueran incendiados con cócteles molotov en unas protestas contra los Acuerdos de Paz del Viernes Santo (1998). El atentado ha sumido en un "shock" a Irlanda del Norte, cuyos habitantes temen el regreso de los "años de plomo".

Imágenes captadas por testigos en el momento del asesinato muestran a un hombre enmascarado cuando procede a disparar un tiro en la cabeza a McKee, que se encontraba junto a un vehículo policial, según informó la BBC. McKee observaba los incidentes junto a otros colegas al lado de un todoterreno policial, mientras tomaba imágenes con su teléfono móvil.

Las grabaciones dejan ver al presunto asesino, así como a otro sujeto que parece ser un cómplice, recogiendo algo del suelo en el lugar desde el que se efectuaron los disparos. El superintendente Jason Murphy, responsable de la investigación, indicó que "la gente vio a un pistolero y vio a quienes incitaban a los jóvenes a salir a las calles (a alterar el orden). La gente sabe quiénes son", afirmó el superintendente, instando a la ciudadanía a ayudar a "frenar esta locura".

Murphy advirtió del surgimiento de un "nuevo tipo de terrorista" en Irlanda del Norte. "Lo que estamos viendo es un nuevo tipo de terrorista que se abre paso y para mí esto plantea una situación muy preocupante", afirmó el alto mando policial en una rueda de prensa en Londonderry.

Irlanda del Norte celebró ayer en diferentes puntos de la provincia vigilias para recordar a McKee, una periodista de investigación muy querida por sus compañeros, que trabajaba como editora del portal con sede en California "Mediagazer", especializada en noticias sobre los medios de comunicación. También era una figura relevante y muy querida entre la comunidad gay del Ulster, que veía en ella un referente y una incansable defensora de los derechos de su colectivo.