El continuo baile de fechas respecto a la aplicación del "Brexit" provoca que algunas medidas simbólicas se adelanten a la ruptura efectiva. El Reino Unido comenzó a expedir pasaportes británicos sin las palabras "Unión Europea" en su portada el pasado 30 de marzo, cuando se esperaba que el país hubiera abandonado el bloque comunitario. Mientras, vuelve a estancarse la negociación entre Gobierno y oposición para diseñar un acuerdo que acepten los laboristas.

Los nuevos pasaportes que han comenzado a expedirse tienen el mismo color y un diseño similar al de los antiguos, si bien se suprime en ellos la referencia a la Unión, según las imágenes que comparten en las redes sociales ciudadanos británicos que renovaron el documento en los últimos días.

Una portavoz del Ministerio del Interior aseguraba ayer que el nuevo diseño se va a mantener en lo sucesivo, aunque todavía quedan partidas de pasaportes antiguos que se continuarán utilizando hasta que se terminen las existencias. "No habrá diferencias para los ciudadanos, ya utilicen el pasaporte que incluye las palabras 'Unión Europea' o el que no las lleva. Ambos diseños serán igualmente válidos para viajar", afirma Interior.

Londres activó el artículo 50 del Tratado de Lisboa el 29 de marzo de 2017, por lo que estaba previsto que abandonara la Unión Europea al cumplirse dos años de esa decisión. Una semana antes de cumplirse el plazo, sin embargo, Bruselas otorgó una prórroga hasta el 12 de abril a Gran Bretaña para ratificar el tratado de salida y evitar una ruptura no negociada. La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, reclamó esta semana una nueva extensión de la prórroga, hasta el 30 de junio. Los líderes comunitarios deben aprobar todavía esa petición, aunque sugieren una prórroga más larga, de en torno a un año.

Todo plazo puede quedarse corto ante el evidente desacuerdo interno sobre la condiciones del "Brexit". La negociación para diseñar una fórmula de salida que cuente con el respaldo de la oposición laborista se estancó entre reproches de la oposición a la primera ministra por no aceptar cambios en su plan.

El Gobierno insiste en que afronta el diálogo sin líneas rojas y con la "mente abierta", pero los laboristas aseguran que May no está dispuesta a ofrecer un "compromiso real" y anticipan que no habrá nuevas reuniones por ahora. La principal demanda del partido que lidera Jeremy Corbyn es incluir en ese documento, que delinea la futura relación bilateral entre Londres y Bruselas, planes para forjar una unión aduanera con el resto de países comunitarios tras el "Brexit".