El presidente de China, Xi Jinping, prometió ayer a los dirigentes italianos que el comercio en el interior de la Nueva Ruta de la Seda (NRS) será de "dos direcciones". Xi firmará hoy con el Ejecutivo italiano un memorándum de entendimiento que genera malestar en Estados Unidos y parte de la Unión Europea. "La parte china quiere un intercambio comercial y un flujo de inversiones en las dos direcciones", aseguró el líder del PC chino tras una reunión con el presidente italiano, Sergio Mattarella.

La NRS es una iniciativa lanzada por China en 2013 para conectar Pekín con las economías occidentales tanto en Europa como en Oriente Medio y África. Para Pekín, los puertos italianos son un punto de llegada idóneo de mercancías y capitales a la Unión Europea.

El proyecto suscita resquemores tanto en EE UU, embarcado en una guerra comercial con China, como en no pocos miembros de la UE. La adhesión de Italia a la NRS supondrá, en cambio, un paso de gigante para Pekín, ya que Italia pasaría a ser el primer país del G-7 -el club de las siete democracias más ricas- que se integra en su faraónico proyecto de infraestructuras.