El atentado terrorista de esta mañana en Nueva Zelanda, que ha dejado al menos 49 muertos, ha encendido las alarmas en un país caracterizado por todo lo contrario, por su paz y tranquilidad, alejado de cualquier suceso que copase los telediarios del planeta entero. Esta sensación ha hecho mella en su población, multicultural por excelencia, también en los gallegos que se han ido a las antípodas a continuar su vida.

La viguesa Andrea Rodríguez es una de las 68 emigrantes de Galicia en el archipiélago del Pacífico, quien, todavía con una mala sensación en el cuerpo, cuenta a FARO que a 20.000 kilómetros "creía" que "vivía en el país más seguro y pacífico del mundo": "Es una pena muy grande y aquí nadie se esperaba algo así".

Lo cierto es que el territorio "kiwi" es uno de los más tolerantes, destaca, con creces, por su "respeto a la diversidad": "Aquí no te imponen nada, cada uno tiene su religión, sus cosas... puedes ver a una señora musulmana toda tapada con un burka, pero no puede ofenderse si luego ve a una chica con un 'short', que se le ve todo", remarca Andrea, quien, siendo también inmigrante, jamás nadie se lo ha hecho "sentir" cuando llegó a Auckland, la ciudad más poblada de las islas neozelandesas.