El culebrón del "Brexit" ha llegado a la prórroga y ha tanteado por primera vez, aunque sin éxito, la posibilidad de un segundo referéndum. Los Comunes aprobaron ayer la prórroga "corta" propuesta por la primera ministra británica, Theresa May, quien tiene la intención de someter al voto de los legisladores el Acuerdo de Salida de la UE, por tercera vez, el próximo miércoles, día 20.

El pasado 15 de enero, el acuerdo alcanzado con Bruselas el pasado noviembre, fue rechazado por 432 votos en contra y 202 a favor, mientras que el martes pasado fueron 391 los diputados que le dieron la espalda al texto y a May, frente a los 242 que lo apoyaron.

Si el texto es al fin aprobado por los Comunes, que el miércoles pasado se opusieron a un "Brexit" duro ahora y en cualquier momento futuro, entonces May solicitará a la UE una extensión hasta el 30 de junio del plazo de salida fijado en virtud del artículo 50 del Tratado de Lisboa, que expira el próximo día 29. La prórroga podría ser examinada en el Consejo Europeo que arranca el mismo día de la votación, el próximo miércoles.

Esta prórroga corta sería técnica y tendría como objetivo afinar los mecanismos de salida, cuya puesta en práctica se ha visto retrasada por el tortuoso proceso parlamentario que está sufriendo desde noviembre el pacto con la Unión Europea.

En el caso de que el acuerdo sea rechazado de nuevo, hipótesis que a día de hoy sigue considerándose la más probable, el Gobierno británico tendrá que pedir una prórroga más larga, que obligaría al país a participar en los comicios al Parlamento Europeo que se celebrarán en los diferentes países miembros entre el 23 y el 26 de mayo. Esto exigiría anular la redistribución de los escaños británicos entre otros socios comunitarios decidida meses atrás.

Ahora bien, mientras hasta hace unos días la concesión de la prórroga se consideraba cosa hecha, esta benevolencia ha desaparecido a consecuencia del hastío generado en Bruselas por la manifiesta incapacidad de May para forjar consensos y lograr que su Parlamento apruebe los textos que ella pacta con Bruselas.

La prórroga corta, por su carácter técnico, y por venir acompañada de un acuerdo, no plantearía grandes problemas. Sin embargo, para la larga, los 27 exigirán un plan fiable que permita pensar que el bloqueo político que sufre el Parlamento británico respecto al "Brexit" tiene visos de solución.

De hecho, de consumarse el tercer rechazo al acuerdo, los parlamentarios británicos tendrán dos semanas para decidir cuáles serán los siguientes pasos que deberá seguir el Reino Unido para salir del laberinto. Ayer, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se ofreció a negociar en la cumbre comunitaria de la semana que viene una "larga" prórroga. No precisó más, pero los analistas estiman que Tusk habla de uno a dos años, el tiempo suficiente para que el panorama político británico se modifique.

La sensación que se ha instalado en los pasillos de Bruselas es que May es el problema, por lo que el alivio comunitario sería grande si el tercer rechazo diera paso a un relevo en la jefatura del Gobierno británico o a unas elecciones anticipadas. Ayer, los Comunes rechazaron por sólo dos votos de diferencia una enmienda para retirar a May la conducción del proceso y traspasársela al Parlamento. También votaron por primera vez sobre un segundo referéndum. Lo rechazaron por 334 votos a 85 y con la abstención de los laboristas.