Juan Guaidó regresó ayer a Venezuela burlando la misma orden del Tribunal Supremo que violó para salir de gira y fortalecer alianzas el pasado 22 de febrero. Para su triunfal regreso, el autoproclamado presidente encargado movilizó a su feligresía, que, en número de cientos, se concentró en el aeropuerto de Caracas para darle la bienvenida y, de paso, protegerle de una eventual tentativa de arresto. Detención que se hubiera convertido en "uno de los últimos errores" de Nicolás Maduro, había advertido previamente el propio líder de la oposición.

El Reino Unido, Alemania y Estados Unidos exigieron ayer a Maduro que garantizara la libertad de Guaidó, quien, al salir y entrar del país contraviniendo al alto tribunal, presiona al chavismo, en el seno del cual anida una fuerte división a cuenta, precisamente, de si se debe detener a Guaidó. Mientras, las deserciones en el Ejército suman ya más de 700 sólo en la última semana.

"Estamos en una dictadura y no van a entregar voluntariamente el poder, tenemos que presionar", dijo a los medios Guaidó, después de hablar a una multitud reunida en el este de Caracas para recibirle. Antes, en el aeropuerto, además de por cientos de seguidores, Guaidó fue saludado por una decena de diplomáticos, entre ellos los embajadores de España, Francia, Alemania, Portugal, Chile y Argentina.

"Luego de las amenazas, aquí estamos", afirmó, tras confesarse "consciente del riesgo" de detención que afronta, aunque ni la Fiscalía ni el Supremo ni los altos dirigentes chavistas se han pronunciado por ahora al respecto.

Guaidó relató que fue recibido por la policía migratoria a la voz de "bienvenido, presidente", lo que evidencia una vez más, dijo, que la cadena de mando en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y en los cuerpos de seguridad "está rota" por la "ilegitimidad" de Maduro.

"Las Fuerzas Armadas, ¿qué más van a esperar? (...) Sabemos que el 80 por ciento está a favor del cambio, lo sabemos, se han comunicado con nosotros, nos han hablado", remarcó tras asegurar que se siente "más fuerte que nunca" en su empeño de lograr el cese de Maduro como "usurpador", un Gobierno de transición y elecciones libres.

Dijo a los militares que, como presidente de la Asamblea Nacional y como presidente encargado, "pide, exige, ordena" que "detengan definitivamente a los colectivos y presos que actuaron el 23 de febrero" como brazo armado del chavismo y reprimieron a los ciudadanos que ese día pidieron la entrada de la ayuda humanitaria al país.

Guaidó anunció para hoy una reunión con "todos los sindicatos de empleados públicos" para coordinar acciones que resten apoyos a Maduro. "No podemos permitir que la burocracia siga secuestrada, que usen a nuestros empleados públicos que hoy no ganan bien, llegó el momento de decir basta, llegó el momento de dejar sin funcionamiento a ese régimen que los oprime", sostuvo.

Guaidó también convocó a nuevas manifestaciones el próximo sábado, cuando prevé que los ciudadanos vuelvan a las calles de Venezuela "decidida y determinadamente para movilizarse en búsqueda de su libertad".

"No nos quedaremos ni un segundo tranquilos hasta lograr la libertad de Venezuela", agregó sin dar mayores detalles.

Agradeció también el apoyo que recibió durante su gira por Latinoamérica por parte de los gobiernos de Colombia, Brasil, Paraguay, Argentina y Ecuador, donde fue agasajado con honores de jefe de Estado.