Los presidentes de EE UU, Donald Trump, y Corea del Norte, Kim Jong-un, iniciaron ayer en Hanoi (Vietnam) su segunda cumbre sobre la desnuclearización del país asiático, después de que en junio del pasado año se reunieran por primera vez en Singapur. La impresión transmitida por ambos líderes fue de optimismo, aunque vistos los escasos resultados de aquella reunión -más allá de frenar la escalada de tensión- se espera poco más que palabras.

Sin embargo, en los días previos a la cita de Hanoi fuentes estadounidenses filtraron que de la cumbre puede salir algún resultado notable, como sería la firma de un tratado de paz bilateral. Ambos países están técnicamente en guerra desde el conflicto de 1950-1953, ya que el alto el fuego no fue seguido de un acuerdo de paz.

Trump consideró "falsas" las informaciones que ponen en duda las posibilidades de que salgan resultados tangibles de una reunión a la que atribuyen fines propagandísticos destinados a contrarrestar la delicada situación del magnate en el interior de EE UU, donde ayer mismo su exabogado Michael Cohen arremetía duramente contra él. "Kim Jong-un y yo nos esforzaremos mucho para lograr algo sobre desnuclerizacion", tuiteó Trump poco antes del arranque formal de la cumbre. Hoy se espera una segunda reunión y una declaración en la que, al menos, se incluya una hoja de ruta sobre la desnuclearización.