Francia vivió ayer una jornada de movilizaciones contra los crecientes ataques antisemitas, con varias concentraciones en todo el país. La clase política se pronunció de modo general contra estas agresiones, que en 2018 registraron una subida del 74%, aunque la Agrupación Nacional de Marine Le Pen hizo su propio acto en París al no ser invitada al general, organizado por los socialistas.

Horas antes de las protestas, 90 sepulturas judías fueron profanadas con cruces gamadas y pintadas antisemitas en el cementerio de Quatzenheim (Alsacia), próximo a Estrasburgo. El presidente galo, Emmanuel Macron, rindió visita al cementerio, donde afirmó que "quienes han hecho esto no son dignos de la República, que les castigará".

Macron anunció que "se tomarán medidas, se activarán las leyes y se castigará" a los culpables. También subrayó su "determinación" de luchar contra el antisemitismo y proclamó que "no depende de los judíos de Francia defenderse, sino que depende de la República Francesa". Datos publicados la semana pasada muestran que en 2018 se registraron más de 500 ataques antisemitas.

El pasado sábado, varios "chalecos amarillos" fueron grabados insultando en París al filósofo Alain Finkielkraut, hijo de un superviviente del Holocausto. La noticia de estos insultos tuvo amplia repercusión dentro y fuera del país. El ministro del Interior, Christophe Castaner, informó el domingo de que "un sospechoso" ha sido identificado, ya que su rostro era visible en diferentes vídeos del incidente. Fuentes de la investigación revelaron que el individuo está fichado por los servicios secretos como integrista islámico, de tendencia salafista.

En los vídeos de la agresión se escucha a varios manifestantes llamar a Finkielkraut "asqueroso sionista de mierda" o "asqueroso racista de mierda". El sospechoso identificado por Interior le dice: "Vas a morir, Dios va a castigarte. Irás al infierno", al tiempo que afirma: "Francia somos nosotros". Francia acoge a la comunidad judía más grande de Europa, con 550.000 personas.