Al menos 41 personas fallecieron ayer en Irán en un atentado suicida perpetrado contra un autobús que trasladaba a miembros de la Guardia Revolucionaria en la provincia de Sistán y Beluchistán (sureste, fronteriza con Pakistán). Según la agencia iraní de noticias Fars, que facilitó la cifra, habría al menos 27 guardias revolucionarios entre los muertos, siendo el resto civiles. El ataque ha sido perpetrado dos días después de que Irán conmemorase el 40.º aniversario de la Revolución Islámica.

El atentado ha sido reivindicado por el grupo yihadista salafista Jaish-al-Adl (suní), que opera desde Pakistán y ya ha atentado con anterioridad contra efectivos iraníes. Las autoridades de Teherán, que prometieron venganza, acusaron a EE UU de estar detrás del ataque. "Los terroristas takfiri y los mercenarios de los servicios de inteligencia dependientes del régimen de la dominación y la arrogancia (EE UU) acometieron un atentado suicida contra los guerreros valientes del islam para amargar el aliento de la nación de Irán", indicaron fuentes de la Guardia Revolucionaria.

El Gobierno iraní se preguntó en un tuit "si es coincidencia que Irán sea golpeado por el terrorismo el mismo día en el que empieza el circo en Varsovia", en referencia a la cumbre sobre Oriente Próximo convocada por EE UU y Polonia.