EE UU recibió ayer su mayor golpe desde que en 2015 desplegó tropas en Siria y un mes después de que el presidente Trump anunciase su retirada. Al menos cuatro soldados del Pentágono murieron, y otros tres fueron heridos, en un atentado suicida reivindicado por el Estado Islámico en el que perdieron la vida un total de 16 personas.

El ataque se registró en la localidad norteña de Manbij, controlada por rebeldes kurdos que el pasado día 2 comenzaron a retirarse, tras un acuerdo con Damasco, ante la amenaza de una ofensiva turca.

La noticia del ataque se produce un mes después de que Trump anunciara la retirada de los 2.000 soldados estadounidenses desplegadas en Siria, medida que pilló por sorpresa a sus aliados y que no contaba con el respaldo de su secretario de Defensa, James Mattis, que decidió presentar su dimisión.

El ataque es el más grave sufrido por las tropas estadounidenses desde que comenzó su despliegue en Siria, en 2015.