El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y su equipo económico prometieron ayer a acabar con el "dirigismo" que ha pesado en los últimos años en la banca pública, que tuvo reflejos "perversos" en la economía y llevó el precio del dinero "a la luna". Mientras tanto, un centenar de personas fueron detenidas en el marco de una ola de violencia en el estado de Ceará, en el primer desafío al presidente ultraderechista, que tomó posesión el pasado día 1.