La detención del más mediático de los "chalecos amarillos", Éric Drouet, generó ayer polémica en Francia por la supuesta motivación política de esa acción policial, muy criticada desde las filas del movimiento y de la oposición. Drouet, camionero de 33 años, fue puesto en libertad a primera hora de la tarde tras ser arrestado anoche en las proximidades de la plaza de la Concordia, cuando participaba en un acto no autorizado en el que una cincuentena de personas querían homenajear a la decena de "chalecos amarillos" muertos en diferentes accidentes.

"No era una manifestación, era una reunión en un restaurante", dijo Drouet al salir de comisaría. Drouet considera que la motivación de su detención es "política" y pidió que pare el "acoso judicial" contra su persona. Ante las cámaras de los medios de comunicación, agentes antidisturbios pusieron fin al acto anoche antes incluso de que comenzara y detuvieron a Drouet por "organización de una manifestación no declarada".

El camionero se dio a conocer desde el comienzo del movimiento de los "chalecos amarillos" en noviembre pasado, sobre todo después de que el 5 de diciembre anunciara en televisión su intención de tomar el Elíseo, unas declaraciones que le valieron la apertura de una investigación judicial por incitación a cometer un delito.

Uno de los primeros políticos en reaccionar ante la detención fue el líder de la izquierdista Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, quien considera que el arresto es un "abuso de poder" y una acción de "policía política" que "acosa" a los "chalecos amarillos". Para la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, "la violación sistemática de los derechos políticos de la oposición dibuja un rostro terriblemente inquietante" del presidente Macron.