El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, autorizó ayer la destitución de funcionarios que defiendan" ideales comunistas" y prepara la venta de muchos de los 700.000 inmuebles propiedad del Estado, para contribuir a contener el elevado gasto público. Ambas decisiones fueron adoptadas en la primera reunión del llamado Consejo de Gobierno, que integran el propio mandatario, el vicepresidente y general de la reserva Hamilton Mourao y los 22 ministros del gabinete.

"No tiene sentido tener un Gobierno como el que tenemos ahora con personas que defiendan otras ideas u otra forma de organización de la sociedad", declaró el ministro de la Presidencia, Onyx Lorenzoni.

El primer paso fue el anuncio de la destitución de unos 300 funcionarios con contratos temporales. En las elecciones de octubre "la sociedad dijo basta a las ideas socialistas y comunistas que en los últimos 30 años nos llevaron al caos actual" y el Gobierno debe responder ahora al mandato, según Lorenzoni.