Los primeros pasos del presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, tuvieron ayer un marcado cariz diplomático y reflejaron su voluntad de alinearse con los EE UU de Trump y mantener una relación "equilibrada" con China.

El secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, fue recibido por su homólogo local, Ernesto Araújo, y afirmó que ambos países trabajarán "juntos contra los regímenes autoritarios", en alusión a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Bolsonaro recibió a su vez a un enviado especial del presidente chino, Xi Jinping, a quien expresó su intención de "ampliar las relaciones". China y EE UU son los dos primeros socios comerciales de Brasil.

Bolsonaro retiró a la Fundación Nacional de Indígenas la potestad de localizar y delimitar las tierras indígenas para asignársela al Gobierno, en lo que se ve como un triunfo de la industria agraria.