El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, expresó ayer sus dudas sobre la capacidad de Rumanía para asumir, a partir de este martes, 1 de enero, la presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea (Consejo de Ministros). Juncker considera que los rumanos podrían estar más centrados en sus problemas domésticos que en los comunitarios, dada la conflictiva situación que vive el Gobierno de Bucarest.

El Ejecutivo rumano, encabezado por el Partido Social Demócrata, superó el pasado día 20 una moción de censura con la que la oposición quería denunciar supuestas amenazas contra el Estado de Derecho y la estabilidad económica.

De hecho, como en Polonia, la reforma judicial y el cese de fiscales y jueces han generado una considerable polémica en Rumanía y han dominado la agenda política desde que los socialdemócratas subieron al poder a principios de 2017. La Comisión ha expresado su preocupación por estos cambios, que incluyen modificaciones del Código Penal.

"Técnicamente están bien preparados desde hace seis meses, pero creo que Bucarest aún no comprende lo que significa presidir la UE", dijo Juncker.