EE UU cumplió ayer su sexto día de cierre parcial de la administración sin que el presidente Trump brindara la menor señal de estar dispuesto a dar su brazo a torcer si el Congreso no le concede los 5.000 millones que reclama para construir el muro con México. La consecuencia es que los mercados de valores, ya nerviosos por cuestiones como la guerra comercial con China y las perspectivas de una recesión, se han convertido en una montaña rusa.

Mediada la sesión de ayer Wall Street se dejaba caer por la cuesta abajo de las pérdidas y volatilizaba la mitad de los mil puntos de ganancia logrados el miércoles, a causa de una caída próxima al 2%. En particular, el volátil índice tecnológico (Nasdaq), que el miércoles ganó un 5,84%, había perdido anoche más de un 3%. Las incertidumbres afectaron también a las bolsas europeas. En España, el Ibex 35, que amanecía en positivo, se fue dando la vuelta a medida que avanzaba la jornada, contagiado por Wall Street, hasta cerrar con un descenso del 1,38%, lo que llevó al selectivo a situarse en los 8.363,9 enteros y a profundizar en mínimos de agosto de 2016.

Trump regresó de su viaje sorpresa de Navidad a Irak sin ganas de negociar. Aparentemente sin dormir, tras un agotador desplazamiento relámpago a Oriente Medio, Trump tuiteó que no estaba de humor para comprometerse en negociaciones.

"¿Se han dado cuenta finalmente los demócratas de que necesitamos desesperadamente seguridad en la frontera y un muro en la frontera sur?", escribió apenas tres horas después de regresar de Irak. "Necesitamos evitar que las drogas, el tráfico de personas, los miembros de las bandas y los delincuentes entren en nuestro país", se enrocó.

Los cierres parciales del Gobierno se han hecho usuales en las negociaciones presupuestarias de Washington, pero el rencor se ha disparado bajo la administración de Trump y se espera que aumente en enero, cuando los demócratas tomen el control de la Cámara de Representantes tras su victoria de noviembre.