Meses de discrepancias entre Donald Trump y el secretario de Defensa, el general James Mattis, apodado "perro loco", culminaron este jueves con la renuncia del segundo al cargo en desacuerdo con la decisión del magnate de retirar a los más de 2.000 militares que EE UU tiene desplegados en Siria, anunciada la víspera. La dimisión será efectiva desde el 28 de febrero. En su renuncia, dirigida a Trump, Mattis no ocultó su profundo desacuerdo con la gestión del mandatario, quien, a su juicio, "tiene derecho" a disponer de un secretario de Defensa con puntos de vista más "alineados" con su visión.

"En tanto que EE UU permanece como la nación indispensable en el mundo libre, no podemos proteger nuestros intereses o servir ese papel de manera efectiva sin mantener alianzas fuertes y mostrar respeto a esos aliados", advirtió Mattis, en una crítica directa al aislacionismo que Trump preconiza desde su llegada a la Casa Blanca.

"Como usted -agregó-, he dicho desde el principio que las fuerzas armadas de EE UU no deberían ser el policía del mundo. En vez de esto, debemos usar todas las herramientas del poder estadounidense para proporcionar una defensa común, incluyendo proporcionar liderazgo efectivo a nuestras alianzas".

Mattis expresó, además, su creencia de que EE UU debe ser "resuelto y no ambiguo" a la hora de tratar con "aquellos países cuyos intereses estratégicos están en tensión creciente" con Washington, como Rusia y China.

Poco antes, Trump había adelantado en Twitter la salida de Mattis del Pentágono. "Durante el mandato de Jim se ha hecho un progreso tremendo, especialmente en lo que respecta a la compra de equipamiento nuevo. Ha sido de gran ayuda para mí a la hora de lograr que los aliados y otros países paguen su parte de obligaciones militares".

Además de los rumores sobre el repliegue completo de Siria, contribuyeron a erosionar la relación entre Mattis y Trump las concesiones a Corea del Norte, las palabras amables con Rusia y las constantes críticas a la OTAN. La salida de Mattis es el cuarto cambio en la Administración de Trump desde las legislativas del 6 de noviembre, tras las renuncias, forzadas por el magnate, del secretario de Interior, Ryan Zinke; el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, y el fiscal general Jeff Sessions.

Entre tanto, el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, aplaudió la retirada de EE UU de Siria y argumentó para justificarla, como el propio Trump, que el Estado Islámico (ISIS) "ha sido derrotado". El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, reveló que en una reciente conversación telefónica con Trump le prometió que Turquía se encargará de "limpiar" Siria del ISIS.

Muro o cierre

Volviendo a la política interior, Trump amenazó ayer con otro cierre del Gobierno si los demócratas del Senado no aprueban un presupuesto con 5.000 millones para construir el muro con México, tal y como hizo el jueves la Cámara de Representantes, que no pasará a manos demócratas hasta enero.