| Miles de húngaros participaron ayer en la cuarta jornada de manifestaciones contra las políticas del primer ministro, el conservador nacionalista Viktor Orbán, así como contra una polémica ley laboral recién aprobada. Sindicatos y partidos políticos de oposición movilizaron a unas 10.000 personas, muchas de ellas con alguna prenda blanca como símbolo del carácter no violento de la marcha. La chispa de estas protestas fue una polémica reforma denominada por sus detractores "ley de esclavitud", que aumenta de 250 a 400 el número máximo de horas extras permitidas por año, con lo que ciertos empleados podrían verse obligados por sus jefes a trabajar seis días por semana. En la foto, concentración de manifestantes en Budapest.