El presidente estadounidense, Donald Trump, lanzó un nuevo ataque ayer contra la investigación sobre la supuesta colusión de su campaña de 2016 con Rusia, una semana después de haber despedido al secretario de Justicia, levantando dudas sobre el futuro de las pesquisas. "No encontraron ninguna colusión y se han vuelto absolutamente locos. Le gritan a las personas, amenazándolas terriblemente con dar las respuestas que ellos quieren", escribió Trump en Twitter.

"Son una desgracia para nuestra nación y no les importa cuántas vidas arruinan", añadió el mandatario, retomando su mentada acusación de que se trata de una "ABSOLUTA CACERÍA DE BRUJAS COMO NINGUNA OTRA EN LA HISTORIA ESTADOUNIDENSE", escrito en mayúsculas, a modo de grito, en la referida red social.

Los ataques del mandatario, tanto de forma como de fondo, contra la investigación del fiscal especial Robert Mueller y su equipo a cargo de la investigación de las sospechas de colusión entre la campaña electoral de Trump y Moscú en 2016, no son nuevos. Pero el último bombardeo verbal del inquilino de la Casa Blanca toma un nuevo significado tras haber nombrado a Matthew Whitaker, un crítico público de la investigación, como fiscal general interino en reemplazo del despedido Jeff Sessions.