Emmanuel Macron advirtió ayer a los líderes mundiales que "los viejos demonios" del nacionalismo reaparecen y "la historia amenaza con reanudar su pasado trágico". No hay duda de a quiénes dirigía sus palabras el presidente francés, que hablaba ante decenas de jefes de Estado y gobernantes de todo el planeta en los actos de conmemoración del armisticio de la I Guerra Mundial, la antaño llamada Gran guerra. Macron, claro, no dijo quiénes están agitando los "viejos demonios", pero es obvio que algunos de los líderes que estaban sentados escuchándole junto al emblemático Arco del Triunfo han empezado ya a hacerlo.

De muestra, un botón: por la tarde, el presidente de EE UU, Donald Trump, prefirió marcharse a Suresnes, a honrar a los soldados norteamericanos caídos en la contienda, que asistir al Foro de París por la Paz, la respuesta de Macron y Merkel a los peligros del nacionalismo y el repliegue identitario. Todo un gesto del magnate, tras la tensa reunión que mantuvo el sábado con el francés a cuenta de los planes de éste para crear un Ejército europeo.

Trump, que, con Putin, fue el único líder que no hizo a pie con sus pares el último tramo del recorrido hasta el Arco del Triunfo, el lugar donde Macron entonó la loa al multilateralismo que el magnate detesta y que el galo no dudó en repetir después en la apertura del Foro por la Paz.

Y es que Trump -a cuya limousine blindada, apodada "la Bestia", quisieron acercarse tres activistas de Femen que fueron inmediatamente reducidas- se negó a pasar de nuevo por el Palacio del Elíseo, de donde salió la comitiva de gobernantes de todo el mundo camino del Arco del Triunfo. Putin tampoco lo hizo, pero tenía disculpa: llegó tarde.

Macron arremetió contra el nacionalismo, pero esta vez introdujo un matiz, quizá para remover conciencias: "El patriotismo es justo lo contrario del nacionalismo. El nacionalismo lo traiciona", dijo para empezar. Elogió, después, el papel de las instituciones multilaterales. Recordó las surgidas tras la Gran guerra, que fracasaron. Pero defendió a la ONU, en el punto de mira de Trump.

"Juntos podemos conjurar esas amenazas que son el espectro del cambio climático, la pobreza, el hambre, la enfermedad, las desigualdades y la ignorancia. Hemos empezado esta lucha y la podemos ganar. Continuemos porque la victoria es posible", arengó.