Austria se desvinculó ayer del Pacto Mundial sobre Migración, tras rechazar la mayor parte del documento que contribuyó a elaborar, y no estará presente en la ceremonia de su firma aunque desempeñe la presidencia semestral de la UE. La decisión ha sido duramente criticada por la oposición austriaca y lamentada por Bruselas. El principal argumento avanzado por el canciller austriaco, el conservador Sebastian Kurz, que gobierna en coalición con la ultraderecha, es que el acuerdo pueda volverse vinculante en algún momento, por lo que Viena no desea "adquirir un compromiso de derecho internacional consuetudinario" sobre migrantes. No obstante, el documento deja claro que no es vinculante y que no afecta a la soberanía de los Estados firmantes.

Austria se alinea así con Hungría y Australia, que ya f dejaron el acuerdo.