El autor de la matanza del sábado en una sinagoga de Pittsburgh (Pennsylvania, EE UU) en la que murieron once personas, Rob Bowers, se enfrenta a la pena de muerte en un proceso que la Fiscalía enfoca como un delito de odio y no como un acto de terrorismo doméstico, informaron ayer fuentes oficiales. Bowers comparecerá hoy ante el juez.

Según avanza la investigación, la pista antisemita se impone a la terrorista. Las autoridades confirmaron que, mientras disparaba de manera indiscriminada, Bowers gritaba que había que "matar a todos los judíos". "En la sinagoga, hizo comentarios respecto al genocidio y a su deseo de matar a personas judías", dijo el fiscal federal Scott Brady.

Bowers incluso publicó un mensaje poco antes de la masacre en el que dejaba entrever el porqué de sus futuros actos: "No puedo sentarme a ver cómo mi gente es aniquilada. Que se joda vuestro punto de vista. Voy a ello".