En una decisión sin precedentes en la historia de la Unión Europea, la Comisión Europea rechazó ayer el plan presupuestario presentado por Italia para 2019 y le dio al Gobierno de coalición de la Liga y el M5S un plazo de tres semanas para presentar un nuevo borrador. La Comisión estima que las cuentas incluyen "una desviación clara, asumida y reivindicada por algunos", en alusión al déficit del 2,4% previsto, muy por encima del 0,8% comprometido por el Ejecutivo anterior.

Desde Rumanía, el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini (Liga), hombre fuerte del Ejecutivo, calificó el rechazo de ataque "al pueblo" y proclamó que no recortará "ni un euro del Presupuesto". Para Salvini, Bruselas "no está atacando a un Gobierno, sino a un pueblo. Estas son cosas que irritan a los italianos", dijo antes de remachar con un rotundo: "Y luego se quejan de que la UE está en su mínimo de popularidad".

Debilidad de Fráncfort

El anuncio del rechazo comunitario de las cuentas italianas fue acogido con pérdidas no escandalosas por las principales bolsas europeas. Milán perdió un 0,86%, mientras Madrid se dejó un 0,91%. La que mayor debilidad mostró fue la de Fráncfort, que cedió un 2,17%. En cuanto a la prima de riesgo, que mide el diferencial entre el bono italiano a diez años y el alemán al mismo plazo, repitió a 309 puntos básicos, cuando el pasado jueves se había alzado hasta los 333.

"Por primera vez la Comisión está obligada a pedir a un país de la eurozona que revise su plan presupuestario", dijo el vicepresidente del Ejecutivo comunitario para el euro, Valdis Dombrovskis, en rueda de prensa conjunta con el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, quien repitió su mensaje de las últimas semanas: Bruselas no quiere entrar en crisis con el Gobierno italiano y, por ello, se apresta a mantener "un diálogo constructivo".

Dombrovskis explicó que las aclaraciones aportadas por Roma el pasado viernes "no fueron convincentes" para cambiar su conclusión de que hay un "incumplimiento particularmente grave" de las recomendaciones que Bruselas hizo al país. Roma arguye que un aumento del gasto público para cumplir promesas electorales permitirá un crecimiento del 1,5% del PIB, por encima del 1% que prevé el FMI. Además, asegura no tener intención de ampliar el déficit estructural en los próximos dos años y se compromete a buscar el equilibrio estructural desde 2022.

El vicepresidente comunitario insistió en que las reglas "son las mismas para todos" y destacó que, si bien romperlas "puede proporcionar una ilusión de liberación", el aumento de la deuda "hace vulnerable" y puede poner fin a todo tipo de "libertad". El dirigente comunitario subrayó que la deuda italiana es la segunda más alta de la UE y se cifra en el 131,2% del PIB.

Procedimiento de déficit

Dombrovskis avanzó que la Comisión podría tener que estudiar si abre un procedimiento de déficit excesivo al país, un proceso por el que se estrecha la vigilancia sobre sus finanzas y que puede acabar incluso en una multa que, en el caso italianom podría llegar a los 3.400 millones.

El margen de maniobra con el que cuenta la Comisión Europea es limitado, pues se mueve entre su voluntad de mostrar firmeza para garantizar su credibilidad y la necesidad de desdramatizar para evitar un choque frontal con Roma que asuste a los mercados.

Klaus Regling, director general del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), encargado de ayudar a los países de la zona euro que se encuentren en dificultades, relativizó la gravedad de la situación y aseguró que Italia no será "la próxima Grecia".