El candidato ultraderechista a la Presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, advierte que sólo aceptara el resultado que arrojen las urnas el 7 de octubre si él es el vencedor. Bolsonaro -que salió ayer del hospital donde ingresó el pasado día 6 después de ser apuñalado en un mitin- se ha estancado en las encuestas, mientras que el apoyo a su más directo rival, Fernando Haddad, el heredero del expresidente Lula, crece como la espuma.

Bolsonaro sigue encabezando los sondeos de intención de voto con un 28%, pero una encuesta de la firma Datafolha, con una muestra de 9.000 electores de más de 300 ciudades de todo el país, refleja un crecimiento del respaldo a Haddad de seis puntos porcentuales en una semana: del 16% al 22%.

"Sobre si las instituciones militares aceptan el resultado, yo no hablo por los comandantes (del Ejército), les respeto. Yo, por lo que veo en las calles, no acepto un resultado de las elecciones diferente de mi elección", advirtió Bolsonaro a última hora del viernes en una entrevista a un programa de la televisión brasileña cuando estaba hospitalizado.

El aspirante ultraderechista consideró que su postura no es antidemocrática porque, a su juicio, el sistema electoral de Brasil no existe en ningún país del mundo, cuestionando el voto electrónico en el país.

El candidato presidencial del Partido Social Liberal (PSL) subrayó que el Partido de los Trabajadores (PT), liderado desde la cárcel por el expresidente Lula y, ahora, en la liza, por Haddad, sólo vencería en una segunda vuelta en caso de fraude.

Según la última encuesta del instituto Ibope, Bolsonaro tiene el 27% del apoyo, frente al 21% del progresista Haddad y ambos se enfrentarían en una segunda vuelta el próximo 28 de octubre. Según un sondeo de Datafolha, en esa segunda votación, Haddad superaría con claridad a Bolsonaro con un 45% de los votos, frene al 39%.

"Lamentablemente no tenemos forma de auditar las elecciones, sólo (ganarían) con el fraude", dijo en referencia a una victoria de la formación de izquierdas. Bolsonaro se presentó como un demócrata y acusó al PT de "ser el camino" para que Brasil acabe como Venezuela. En Brasil el voto es obligatorio.