Rusia advirtió ayer a Estados Unidos que el tiempo para firmar un nuevo tratado de desarme nuclear START antes de que expire en 2021 se está agotando ante la falta de avances, pese a que este asunto fue tratado por los mandatarios de ambos países en la cumbre bilateral del pasado julio en Helsinki.

"Parece que hasta el año 2021 falta mucho, pero no es así. Literalmente está a las puertas", afirmó Serguéi Riabkov, viceministro de Exteriores ruso, resaltando la ausencia de progresos en la negociación de un nuevo pacto y recordando, además, que el actual acuerdo prevé la posibilidad de una prolongación por otros cinco años, por lo que no entiende que Washington no esté demostrando interés alguno en aprovechar esta opción.

El actual tratado START III (Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, por sus siglas en inglés), fue suscrito entre los entonces presidentes de Rusia, Dmitri Medvédev, y EE UU, Barack Obama, como el tercero de un proceso por el que ambas superpotencias acordaron limitar sus respectivos arsenales nucleares de forma paritaria. En sus ocho años de vigencia, ha permitido rebajar en un 30% las cargas nucleares de sendos países.

Según Riabkov, el Kremlin desconoce todavía si la Casa Blanca no muestra voluntad de avanzar en las negociaciones por no tener una postura formada sobre el asunto o por estar esperando al momento adecuado para hacer pública. Sin embargo, las dudas pesan sobre la verdadera voluntad de desarme por parte de la administración del actual presidente, Donald Trump, ya que el nuevo asesor de seguridad nacional, John Bolton, no ha escondido nunca sus críticas hacia este acuerdo y llegó incluso a calificarlo de "error".

"No vamos a ninguna parte", lamentó el diplomático ruso, acusando además a Washington de violar el tratado de eliminación de misiles nucleares de medio y corto alcance de 1987. Una acusación que la Casa Blanca sostiene igualmente contra Moscú.

Mientras tanto, el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) reivindicó ayer una serie de ataques terroristas perpetrados en dos ciudades de la región rusa de Chechenia, que dejaron al menos siete heridos.

Según fuentes locales, dos guerrilleros armados con cuchillos entraron en una comisaría en la ciudad de Shalí e hirieron a dos policías antes de ser abatidos. Simultáneamente, un joven en un pueblo cercano se hizo estallar con una mochila de explosivos en otra comisaría, sobreviviendo y sin dejar heridos.

Poco después, en la capital de la región, Grozny, un coche atropelló a varios agentes de tráfico para luego huir y abrir fuego con un arma automática contra los policías que les perseguían. Sus ocupantes fueron igualmente abatidos.