El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aprobó ayer un presupuesto para el Pentágono de 716.000 millones de dólares para el año fiscal 2019, 16.000 millones más que el del año actual. Una cifra que representa la mayor partida militar de EE UU desde su salida de Irak en 2011.

"Tenemos 716.000 millones para entregaros los mejores aviones, los mejores barcos, los mejores tanques y misiles en cualquier lugar de la Tierra. Nadie los hace como nosotros", afirmó Trump durante su discurso en un acto con militares en Fort Drum (Nueva York).

Esta partida presupuestaria se utilizará para la compra de 77 aviones caza F-35 por valor de 7.600 millones de dólares y la adquisición de helicópteros Black Hawk UH-60M por valor de 85 millones; financiará en su totalidad el desarrollo del bombardero B-21 Raider y permitirá la adquisición de tres buques de combate litoral, un portaaviones clase Ford, seis rompehielos y un submarino nuclear tipo Columbia, así como 5.000 vehículos de combate y 4.000 vehículos tácticos ligeros. También supondrá la contratación de 4.000 nuevos soldados y una subida salarial para las Fuerzas Armadas del 2,6%.

La reacción por parte de las dos grandes potencias rivales de Washington no se hizo esperar. Rusia calificó de "alarmante" el nuevo presupuesto de Defensa estadounidense. China, por su parte, denunció el "contenido negativo" que, a su juicio, presenta la Ley de Autorización de Defensa Nacional de EE UU para su país.

El jefe del Pentágono, James Mattis, explicó por su parte que Washington no pretende militarizar el espacio con su anunciada creación de una Fuerza Espacial, aunque sí defender sus intereses en él frente a los programas espaciales de China y Rusia.