El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, advirtió ayer a Estados Unidos que, si no revierte las sanciones impuestas el viernes a su país, que han provocado una seria conmoción financiera por el desplome de la lira turca, su Gobierno se verá obligado a buscar "nuevos aliados", en referencia a China, Rusia y Ucrania.

EE UU, cuya relación con Turquía no ha cesado de deteriorarse desde el fallido golpe de Estado contra Erdogan de 2016, golpeó el viernes a Turquía al anunciar una subida del 50% en los aranceles al acero y de un 20% en los del aluminio. El anunció hundió la lira turca, que perdió un 20% de su valor frente al dólar en una sola jornada, y provocó una cascada de descensos en las bolsas europeas por la exposición de la banca europea a la economía turca. En concreto, el BBVA perdió un 5,16% de su cotización sólo en la jornada del viernes.

El desencadenante de la represalia de Washington ha sido la negativa turca a liberar al religioso norteamericano Andrew Brunson, acusado de simpatizar con el golpismo. Este tipo de acusación es el arma básica de la deriva autoritaria de Erdogan y desde el golpe fallido la ha usado para destituir a cientos de miles de empleados públicos y encarcelar a decenas de miles de personas.

El presidente turco recordó a Estados Unidos que Turquía es su aliado en la OTAN y acusó al presidente Trump de "dar la espalda" al país asiático, "eligiendo en su lugar a un pastor". Erdogan advirtió: "Este tratamiento de EE UU a su socio estratégico nos ha enfadado, nos ha molestado".

Erdogan aseguró, en un acto multitudinario en la ciudad de Rize, que la economía turca no está en crisis ni se dirige a una bancarrota y que las fluctuaciones en el tipo de cambio son los "misiles" de una guerra económica contra Turquía. El Gobierno turco ya ha adelantado que renuncia a un eventual rescate del FMI y fuentes oficiales de Ankara han asegurado que, en todo caso, se recurriría a ayuda china.

El dirigente islamista, según la prensa local, ha dado instrucciones al banco central turco para que no se atreva a subir los tipos de interés, que, dijo, "deberían mantenerse al mínimo porque son una herramienta de explotación que empobrece a los pobres y enriquece a los ricos".