Al menos 50 personas murieron ayer en un bombardeo aéreo contra autobuses que transportaban niños a través de un mercado de la ciudad de Dahian, al norte de Yemen. Según el portavoz de la Cruz Roja en el país, el hospital Al Talh, ubicado cerca de la zona del ataque, recibió al menos 29 cadáveres de menores de 10 a 14 años víctimas del ataque. Esta misma organización confirmó, además, un total de 77 heridos tras el bombardeo, atribuido a Arabia Saudí.

La coalición militar liderada por ese país, que se enfrenta a los rebeldes hutíes, justificó la masacre como una "acción militar legítima" en respuesta al lanzamiento de un misil por parte de los insurrectos, que había impactado pocas horas antes en la ciudad saudí de Yazán, dejando un muerto -un yemení residente en Arabia- y once heridos. El portavoz de la coalición aseguró, además, que la operación militar se llevó a cabo "de acuerdo con el derecho internacional humanitario y sus normas consuetudinarias".

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) expresó su "horror" por el ataque y exigió a los contendientes que pongan fin a la terrible guerra civil que sufre Yemen desde 2014. Muchos de los niños atacados llevaban mochilas de ese organismo de la ONU, circunstancia que pone de manifiesto el fracaso de la comunidad internacional en la mediación y en la protección de la población civil en el conflicto yemení.