La revelación de que Corea del Norte continúa con sus programas nucleares y balísticos ha movido a la Casa Blanca a mostrar por primera vez un abierto escepticismo sobre la seriedad de las promesas del líder norcoreano, Kim Jong-un, de renunciar al arma atómica. Fuentes de la inteligencia de EE UU denunciaron la pasada semana que Pyongyang continúa con sus programas nucleares y balísticos, extremos que fueron confirmados este sábado por Naciones Unidas.

El Consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, fue ayer el encargado de advertir que "podría llegar" un momento en el que EE UU concluya que el líder norcoreano no se está tomando en serio las promesas que le hizo en junio al presidente Trump durante su cumbre en Singapur.

Consultado sobre cuánto está dispuesto a esperar EE UU para tomar una decisión sobre Corea, Bolton respondió que depende de que Kim dé una clara muestra de su voluntad de desarme. "Si toman la decisión estratégica de dejar de fabricar armar nucleares, pueden hacerlo en un año", dijo Bolton. "Estamos esperando ver pruebas de que esa decisión estratégica ha sido tomada".

El ministro de Relaciones Exteriores norcoreano, Ri Yong Ho, afirmó el sábado en Singapur que EE UU estaba actuando con una impaciencia "alarmante" y criticó que siga defendiendo las sanciones al régimen de Pyongyang.

El secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, lamentó por su parte la lentitud del proceso de paz entre las dos Coreas, que se han comprometido a convertir el armisticio que rige desde 1953 en un auténtico tratado de paz que desemboque en normalizar las relaciones entre ambos países.