Al menos dos muertos y dos heridos dejó ayer un ataque armado perpetrado por un grupo de policías y paramilitares contra estudiantes universitarios que estaban refugiados en una iglesia de Managua. Los jóvenes, que murieron tras recibir certeros disparos, según los sacerdotes, se encontraban encerrados desde la noche del viernes en la casa parroquial de la iglesia de la Divina Misericordia de Managua, junto a una decena de estudiantes, tres periodistas, médicos y curas.

Con la mediación del Episcopado, los otros estudiantes lograron salir en vehículos, camionetas y un autobús hasta la Catedral Metropolitana, escoltados por obispos y la Cruz Roja nicaragüense. Allí fueron entregados a sus familiares en el jardín trasero del templo, con la presencia del cardenal Brenes y el nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag, quienes condenaron la violencia institucional, en medio de cánticos religiosos y del himno nacional nicaragüense. Los estudiantes fueron recibidos por una multitud que coreaba canciones de protesta como "El pueblo unido jamás será vencido" y levantaban el puño en señal de victoria.

Miles de personas a bordo de autos, motos, bicicletas y camionetas marcharon ayer por las calles de Managua para exigir la salida de Daniel Ortega del poder. Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, que se ha cobrado al menos 351 vidas desde el pasado 18 de abril.