El xenófobo ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, confirmó ayer con unas declaraciones explosivas que los puertos de su país siguen cerrados para los barcos de las ONG que rescatan a inmigrantes frente a las costas de Libia. "Llevaos toda esa carga de seres humanos a Gibraltar, a España, a Francia o a donde queráis", propuso el líder de la Liga, para quien Emmanuel Macron y Pedro Sánchez son solo unos "charlatanes" y los inmigrantes del "Aquarius" o del barco con 224 rescatados que prometió que "no tocará suelo italiano", simplemente, "carne humana".

A través de las redes sociales, como más le gusta, el ministro dio su versión de lo ocurrido con el buque de bandera holandesa de la ONG alemana Lifeline que ha rescatado a 224 inmigrantes. "La Guardia Costera italiana les escribió para que no se movieran, que se ocupaba Libia, pero estos desgraciados, incluso poniendo en peligro la vida de los inmigrantes en estos botes, no escucharon a nadie e intervinieron cargando su cantidad de carne humana a bordo", relató.

Después lanzó otra advertencia: "Este barco Italia lo va a ver solo en postal porque las reglas se respetan". Su Gobierno luchará contra los "taxis del mar que luego desembarcan en Italia", porque quiere "acabar con la mafia de la inmigración clandestina que causa miles de víctimas".

Después la tomó con las ONG. "No hacen voluntariado", sino que "ayudan al tráfico de seres humanos". Son "falsos socorristas" que "miran más a la cartera que a salvar vidas". Y a Macron y a Sánchez les espetó: "La generosidad de palabra no interesa". "Hay barcos tunecinos, franceses, españoles... Que se muevan...".

Así las cosas, Salvini pidió al primer ministro, Giuseppe Conte, que se ausente de la reunión sobre inmigración convocada por la Comisión Europea para el domingo, preparatoria del Consejo Europeo de la semana que viene. Conte, sin embargo, confirmó su asistencia, tras descartar que el texto sobre medidas estuviera ya "confeccionado". No así el denominado Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, Chequia y Eslovaquia), detractores de las políticas que promueve Bruselas.