La bomba de los 2.500 niños mexicanos separados de sus familias en la frontera está a punto de estallarle en las manos al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Además de la furia indisimulada de la que hacen gala los legisladores demócratas, los republicanos están claramente incómodos ante el imparable escándalo, cuando quedan menos de cinco meses para las legislativas de noviembre.

En ese clima de tensión, Trump no tuvo más remedio que anunciar una visita al Congreso para reunirse con los legisladores de su partido para discutir salidas a la incómoda situación, agravada por el hecho de que buena parte de esos menores han sido confinados en jaulas dentro de naves industriales. Un grupo de 75 exfiscales que actuaron bajo gobiernos demócratas o republicanos divulgaron una carta en la que pidieron el cese inmediato a la práctica de separación familiar. Entre tanto, varios legisladores demócratas visitaron centros de acogida de niños y pudieron comprobar sobre el terreno que, en efecto, los menores se encuentran en instalaciones divididas en "jaulas". Diversos sondeos ya muestran el rechazo mayoritario de los ciudadanos estadounidenses a esta práctica, que ha sido rechazada de manera clara hasta por la esposa de Trump, Melania.

Trumpo justificó ayer esta política. "Yo no quiero niños siendo retirados de sus padres. Pero cuando buscamos procesar a los padres por venir aquí ilegalmente, algo que se debe hacer, hay que separar a los niños", dijo el mandatario en un discurso en una reunión con pequeños empresarios. De acuerdo con el mandatario, la otra opción es no procesar a los inmigrantes que ingresan al territorio estadounidense en forma ilegal, y adelantó que el gobierno no está dispuesto a hacer eso como parte de su política de 'tolerancia cero'.

El Fiscal General, Jeff Sessions, tuvo que salir al paso de las cada vez más frecuentes comparaciones con acciones de los nazis en Alemania, que calificó de "real exageración".

Desde México, el ministro de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, dijo que la política de '"tolerancia cero" que permite la división de las familias es "cruel e inhumana".