Colombia celebra este domingo la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales que han polarizado por completo a la sociedad porque de su resultado depende el rumbo del proceso de paz con la guerrilla de las FARC, que tiene dividida a la sociedad.

Este debate ha quedado plasmado en la pugna electoral. La primera vuelta del 27 de mayo decantó a dos candidatos con visiones opuestas del proceso de paz: Iván Duque, de la coalición conservadora creada por los ex presidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana (39%), y Gustavo Petro, representante de la izquierda colombiana (25%). Quedó excluido el representante del centro, Sergio Fajardo (23%). De sus votantes y de los abstencionistas de mayo depende hoy una elección en la que Duque es favorito.

Duque bebe del capital político generado por Uribe y Pastrana en la ya histórica campaña para el referéndum sobre el acuerdo de paz. Aquel 2 de octubre de 2016 lograron imponer el "no", obligando a las partes a buscar una nueva forma de ratificación. Desde entonces, ha moderado el discurso, remplazando la proclama de "hacer trizas el acuerdo de paz" por la de "modificar" los puntos más cuestionados: la justicia transicional, que considera "un mecanismo de impunidad" y la participación política de las FARC.

En el extremo opuesto se sitúa Petro. Antiguo miembro de la extinta guerrilla del M-19, ha hecho de la paz su seña de identidad. Advierte de que los textos de La Habana son solo "un acuerdo para acabar con la guerra" y, por tanto, "hay que seguir construyendo la paz" hasta que quede blindada. "¿Volvemos a la violencia o construimos la paz?", planteó el 27 de mayo. Los resultados no se conocerán hasta la próxima madrugada. De momento, las encuestas dan un 10 por ciento de ventaja a Duque.