Paul Manafort, el primero de los dos jefes de campaña que tuvo el presidente de EE UU, Donald Trump, en las elecciones de 2016, fue enviado ayer a prisión preventiva por una jueza federal de Washington que le acusó de agotar "la confianza" que había depositado en él al colocarlo el pasado octubre en situación de arresto domiciliario.

El envío de Manafort a la cárcel es consecuencia de las acusaciones elevadas contra él la pasada semana por el fiscal especial que investiga la trama rusa, Robert Mueller. El fiscal especial acusa a Manafort de haber tratado de sobornar a dos testigos que debían declarar sobre la injerencia de Rusia en el proceso electoral estadounidense y sobre la eventual alianza entre el Kremlin y la campaña de Trump para dañar a la demócrata Hillary Clinton.

Mueller concretó sus acusaciones en los cargos de obstrucción a la justicia y conspiración para entorpecer la acción judicial. Estos dos cargos se suman a otros dos que ya pesaban sobre Manafort y que fueron los responsables de su arresto domiciliario, ambos relacionados con delitos fiscales por ocultamiento de ingresos recibidos de Ucrania en la época en la que la gobernaba el presidente prorruso Yanukóvich. Fue precisamente al salir a la luz estos pagos cuando, en el verano de 2016, a escasos meses de los comicios, Manafort se vio obligado a dimitir, dando paso al segundo jefe de campaña de Trump, el ultraderechista Steve Bannon.

Manafort trabajó supuestamente entre 2006 y 2017 para Gobiernos extranjeros -incluido el Ejecutivo prorruso de Yanukóvich (2010-2014)- así como para oligarcas rusos, a los que ayudó a mejorar su imagen en Washington sin comunicárselo al Gobierno de EE UU, lo que es constitutivo de delito. Al conocer el encarcelamiento de Manafort, Trump calificó de "muy injusta" la decisión judicial e ironizó: "No sabía que era el capo de la Mafia".

Manafort encara en los próximos meses dos juicios ante dos cortes en las que se ha declarado no culpable: uno fijado para el 24 de julio en Virginia y otro que se iniciará el 17 de septiembre en Washington, apenas dos meses antes de las elecciones legislativas de noviembre. Mueller investiga desde mayo de 2017, de manera independiente al Gobierno, los posibles lazos entre miembros de la campaña de Trump y el Kremlin, al que las agencias de Inteligencia de EE UU acusan de interferir en los comicios presidenciales de 2016.