Las fuertes tensiones por la política de refugiados entre la canciller alemana, la democristiana Angela Merkel (CDU), y su ministro del Interior, el socialcristiano bávaro Horst Seehofer (CSU), están haciendo que se tambalee el Gobierno germano, apenas tres meses después de asumir el poder. Los terceros socios del Ejecutivo, los socialdemócratas del SPD pidieron ayer "moderación" al resquebrajado bloque conservador. El presidente francés, Emmanuel Macron, terció entre tanto en la crisis al respaldar a la canciller en su oposición al "eje antiinmigrantes" anunciado el jueves por Seehofer en unión de Austria e Italia. Macron resaltó, además, que las decisiones en Alemania las toma la canciller.

La crisis estalló a principios de semana, después de que Seehofer se viera obligado a posponer la presentación de su nuevo plan de asilo al no contar con la aprobación de Merkel. El principal punto de fricción: Seehofer quiere rechazar ya en la frontera alemana a los demandantes de asilo que estén registrados en otros países de la UE. Merkel, sin embargo, pide esperar al Consejo Europeo de finales de mes para lograr una solución consensuada con los demás países y evitar lastrar a los países periféricos, como Grecia, Italia o España. Estos son los que, al recibir al inmigrante, lo inscriben como demandante de asilo en cumplimiento de la normativa comunitaria vigente.

Desde el lunes las tensiones han ido en aumento, llevando al líder bávaro a anunciar el jueves que si el lunes la cúpula de su partido da el visto bueno a su plan, lo aplicará unilateralmente. En la práctica esto sería una ruptura del Gobierno, ya que la ley alemana establece que si bien cada ministro puede dirigir su cartera de manera independiente, debe tomar sus decisiones dentro del marco político establecido por la canciller, que es la responsable de fijar las directrices políticas para el país.

El apoyo de Macron a Merkel llegó en la rueda de prensa posterior a la reunión del presidente francés en París con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte. El encuentro cerró la crisis diplomática abierta por las críticas francesas al rechazo italiano del barco "Aquarius", que ahora viaja hacia España. Macron y Conte acordaron trabajar en los próximos días, meses y semanas con Alemania e Italia para una reforma en profundidad de la política migratoria, que incluya la apertura de centros de asilo en los países de origen de los refugiados.

"El peligro no comienza en los barcos" sino cuando los migrantes "suben a las embarcaciones en sus países de origen", indicó el jefe de gobierno italiano. "Debemos evitar estos viajes de la muerte".

Macron dijo estar a favor de "sucursales de nuestras agencias de asilo para abordar esta cuestión en el otro lado" del Mediterráneo.