Las elecciones municipales parciales italianas, cuya primera vuelta se disputó el domingo, han representado un espaldarazo para las políticas euroescépticas y xenófobas de la Liga, mientras que sus socios gubernamentales, el Movimiento 5 Estrellas (M5S), han salido peor parados, y el opositor Partido Democrático (PD), mucho peor aún.

En total 6,7 millones de electores estaban convocados en 760 ciudades y en dos de las 15 circunscripciones de Roma, en lo que se vio como un primer test para los partidos del Gobierno, transcurridos diez días de su toma de posesión.

Los alcaldes salientes de las ciudades en liza más importantes -Catania, Siena, Pisa, Brescia y Vicenza- eran todos de centroziquierda, apoyados por el PD. Catania, la mayor de esas ciudades, pasó a la derecha, así como Vicenza. La izquierda conserva Brescia y tendrá que ir a la segunda vuelta contra la derecha en Siena y Pisa.

En cuanto al M5S, primero en las legislativas de marzo con más de 32% del voto, se ha quedado fuera de la segunda vuelta en las principales urbes. En Pisa obtuvo un 10% y en Mesina, un 13%. En Roma, cuya alcaldesa Virginia Raggi milita en sus filas, el M5S se quedó fuera del control de los dos distritos que estaban en juego el domingo.