La crisis política abierta el pasado fin de semana por el veto del presidente Mattarella al Gobierno de coalición M5S-Liga está lejos de cerrarse. Con la prima de riesgo disparada -ayer pasó de 235,6 a 291,50-, todos los grandes partidos, incluido el centroizquierdista PD, han pedido elecciones inmediatas, sin esperar a que pase el verano. La fecha que se baraja con más insistencia es el próximo 29 de julio.

La seguridad de que su Ejecutivo no tiene ninguna posibilidad de obtener el respaldo del Parlamento, y llegar hasta enero como pretendía, movió ayer al encargado de formar Gobierno, el exdirigente del FMI hasta hace seis meses Carlo Cottarelli, a aplazar 24 horas el anuncio de la composición del Ejecutivo. Todo estaba preparado para una solemne declaración ayer por la tarde en el palacio presidencial del Quirinal. Pero habrá que esperar al menos hasta hoy para escuchar el nombre de unos ministros que pueden dura apenas dos meses y en funciones desde el primer día.

Mientras, crecen las quejas en Italia contra el presidente Mattarella, acusado de ser el brazo ejecutor de un "golpe de Estado" financiero amparado en sus prerrogativas constitucionales. No obstante, el M5S dio ayer marcha atrás y anunció que no presentará una iniciativa parlamentaria contra Mattarella por "alta traición", ya que, al no apoyarla la Liga, no saldría adelante.

Menos que nada han contribuido a calmar los ánimos las declaraciones del comisario de Presupuestos, el alemán Günter Oettinger, en las que expresaba su deseo de que "los mercados" enseñen a los italianos a quién deben votar. "Espero que las próxima semanas muestren en los mercados, en la deuda pública y en el desarrollo económico acontecimientos tan drásticos que puedan convertirse en una señal para que los votantes no elijan a populistas de izquierdas o derechas", dijo.

El malestar causado por estas declaraciones fue tan intenso que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, declaró que el porvenir de Italia "no puede depender de los mercados financieros. Italia merece respeto", sentenció. Poco después, Oettinger admitió haber sido "irrespetuoso" con los votantes italianos y pidió perdón.