Donald Trump canceló ayer su esperada cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un, anunciada para el 12 de junio en Singapur, y menos de tres horas después se desdijo en público al asegurar que es posible que aún pueda celebrarse en la fecha señalada "o en una más tardía".

"Pueden pasar muchas cosas, incluido, quizá, es posible que la cumbre existente pueda producirse, o una cumbre en una fecha más tardía. Nadie debería estar ansioso, tenemos que hacer las cosas bien", dijo el presidente de Estados Unidos en un acto en la Casa Blanca.

"Realmente creo que Kim Jong-un va a hacer lo correcto, así que, con suerte, las cosas se resolverán", pronosticó.

Tres horas antes, el magnate había anunciado la cancelación de la cumbre debido a la "abierta hostilidad" demostrada por Corea del Norte en su más reciente comunicado. Trump había pedido al líder norcoreano que "haga lo correcto no solo por sí mismo, sino por su pueblo, que está sufriendo enormemente".

"Si Kim Jong-un decide relacionarse con nosotros con un diálogo y medidas constructivas, estoy esperando", aseguró Trump. "Mientras tanto, nuestras muy fuertes sanciones, que son de lejos las más fuertes jamás impuestas, y nuestra campaña de presión máxima continuarán, como hasta ahora", agregó.

Reconciliación

Trump ya había dejado la puerta abierta a una posible reconciliación con Kim en la carta que le envió para comunicarle la cancelación del encuentro, en la que escribió: "Si usted cambia de opinión en lo relacionado con esta cumbre tan importante, por favor, no dude en llamarme o escribirme".

No obstante, el magnate aseguró que el Pentágono "está preparado" por si fuera necesario tomar medidas militares contra Corea del Norte, en caso de que el régimen norcoreano responda a la cancelación de la cumbre bilateral con gestos "ingenuos o imprudentes".

El secretario de Estado, Mike Pompeo, justificó la cancelación por que no se daban las condiciones para celebrar un encuentro "exitoso".

Pyongyang había condenado en los últimos días lo que consideraba como un intento de Washington por imponerle en el marco de la cumbre un modelo de desnuclearización "unilateral" como el acordado entre EE UU y Libia en 2003.

El anuncio de la Casa Blanca coincidió con el desmantelamiento del centro de pruebas nucleares norcoreano de Punggye-ri, en lo que el régimen considera que es una prueba de su compromiso con la desnuclearización de la península coreana. El régimen detonó ante unos veinte periodistas de cinco países (Corea del Sur, China, EE UU, Rusia y el Reino Unido) al menos tres de los cuatro entramados de galerías subterráneas. El cuarto se cree que lleva inutilizado desde 2006.