El presidente de EE UU, Donald Trump, admitió ayer que la cumbre con su homólogo norcoreano, Kim Jong-un, podría aplazarse y no celebrarse el 12 de junio como estaba previsto. La revelación de Trump es coherente con el deterioro de la relación bilateral y entre las dos Coreas experimentado en los últimos días.

"Estamos avanzando, y veremos qué pasa. Hay ciertas condiciones que queremos y creo que las lograremos. Si no, no tendremos la reunión", manifestó el magnate, antes de adelantar que "si no tiene lugar, quizá ocurra más tarde, en otro momento". Las condiciones a las que alude Trump no son otras que la renuncia de Corea del Norte al arma nuclear, aspecto que Pyongyang ya ha anunciado que no está dispuesta a aceptar de un modo unilateral.

Entre tanto, China ha defendido el control de sus relaciones con Pyongyang, en respuesta a las reiteradas advertencias de Trump, que le ha reclamado una frontera "dura" entre los dos países hasta que se llegue a algún tipo de acuerdo.