El Líbano celebró ayer sus primeras elecciones parlamentarias en nueve años, marcadas por la baja afluencia de votantes a la urnas. Después de tres mandatos prorrogados por la inestabilidad, los comicios de ayer no alterarán, previsiblemente, el orden político de un país en el que los equilibrios son frágiles y están sometidos a los vaivenes de la región. El recuento electoral es complejo por el sistema de atribución de representantes y el gran número de candidaturas.

Cerca de 3,5 millones de libaneses estaban llamados a las urnas para elegir a 128 diputados -64 cristianos y 64 musulmanes- entre 77 listas cerradas en las quince circunscripciones en las que está dividido el país.

Seguridad

En medio de un despliegue de entre 20.000 y 30.000 policías y militares, la jornada transcurrió con tranquilidad, con denuncias de algunas irregularidades y la mirada puesta en la participación. Pese a la expectación, una hora antes del cierre de las urnas, la tasa de participación se situaba en el 46,88 por ciento, casi ocho puntos menos respecto a la misma hora en las últimas elecciones, celebradas en 2009, según el recuento del Ministerio del Interior. En un mensaje televisado, el presidente libanés, Michel Aoun, exhortó a los ciudadanos a que acudiesen a los colegios electorales, alarmado por la baja afluencia de electores en las primeras horas.

Los analistas no anticipan grandes cambios en la configuración del Parlamento, ahora controlado por Hizbulá -la única formación que no abandonó las armas después de la guerra civil (1975-1990)- la Corriente del Futuro y la cristiana Corriente Patriótica Libre, del presidente Aoun.

La participación en las elecciones parlamentarias del Líbano, las primeras en nueve años, se ha situado en un 49,2 por ciento, anunció ayer el ministro del Interior, Nuhad Machnuk.