"No repetiremos los errores de anteriores administraciones: la presión máxima continuará hasta que tenga lugar la desnuclearización", advirtió ayer el presidente de EE UU, Donald Trump, horas antes de que la prensa oficial norcoreana, la única del país, saludara y certificara el compromiso de desnuclearizar la península que "el amado líder", Kim Jong-un, había suscrito la víspera con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, en el transcurso de una cumbre histórica en la que, por primera vez, un miembro de la dinastía comunista pisaba suelo bajo el control de Seúl.

En presencia de la canciller alemana, Angela Merkel, con quien compartía rueda de prensa en la Casa Blanca, Trump no dudó en proponerse como garante de la paz global. "Buscamos un futuro de paz, prosperidad y armonía, desbloquear un futuro más brillante no solo para el pueblo de Corea, sino también para las personas de todo el mundo (...). Ciertamente es algo que espero poder hacer por el mundo", presumió el magnate.

Para completar el papel intervencionista que acababa de otorgarse -tan lejano del aislacionismo con el que se presentó en su discurso inaugural de enero de 2016-, Trump también aprovechó para reivindicar sus servicios a fin de acabar con la guerra en la que técnicamente aún se encuentran las dos Coreas, puesto que el armisticio de 1953 no ha sido sustituido nunca por un tratado de paz, que es la meta final de la carrera que empezó el viernes con la cumbre intercoreana y que seguirá con el encuentro entre Kim y Trump, a finales de mayo o primeros de junio.

"Creo tener una responsabilidad. Considero que otros presidentes deberían haberlo hecho. Pero creo que la responsabilidad ha recaído sobre los hombros del presidente de Estados Unidos. Creo que es responsabilidad mía ver si puedo hacerlo", dijo, orgulloso, ante la prensa.

Y Merkel le echó un cable, aunque la canciller y el magnate sigan distanciados en el otro gran asunto geopolítico del momento, la creciente influencia de Irán en Oriente Próximo. Merkel alabó la "fortaleza" mostrada por Trump a la hora de mantenerse firme en su política de sanciones contra Pyongyang, la cual, según dijo, "ha abierto nuevas posibilidades", en referencia al histórico encuentro entre Kim y Moon.

Trump advirtió en este punto que la presión de las sanciones continuará activa en tanto no empiece la desnuclearización y atribuyó a aquellas el "respeto" con que Corea del Norte trata ahora a Estados Unidos. "Las cosas han cambiado radicalmente desde hace solo unos pocos meses; desde los intercambios de insultos y otras muchas cosas", dijo el presidente estadounidense.

Después la propaganda norcoreana se encargó de lanzar al mundo el mensaje de que Kim Jong-un va en serio en su intento de aliviar de una vez por todas la tensión en la península. "Un momento histórico que abre una nueva era de reconciliación y de paz y prosperidad", titulaba a toda página el principal diario del país, "Rodong Sinmun", que en sus páginas relataba en detalle lo acontecido el viernes, en una serie de textos idénticos a los publicados también por la agencia de noticias estatal KCNA. Ambos medios recogen el texto íntegro de la llamada "declaración de Panmunjom", en la que los líderes de las dos Coreas se comprometen a buscar "la desnuclearización total" de la península.

Por su parte, la televisión estatal KCTV emitió varios fragmentos de la histórica cita mientras que Ri Chung-hee, presentadora estrella de la cadena que solo radia los mensajes que el régimen considera de importancia histórica, leyó a su vez la declaración de manera íntegra.

En el sur, los medios y la ciudadanía valoraron la cita entre el entusiasmo y la cautela.