El presidente francés, Emmanuel Macron, dio ayer un giro imprevisto a la postura europea sobre el acuerdo nuclear con Irán cuando, tras reunirse en la Casa Blanca con el presidente Trump, defendió negociar un nuevo acuerdo de amplio alcance, que incluya Siria y las actividades balísticas iraníes. El giro de Macron parece destinado a evitar que Trump decida el 12 de mayo una salida abrupta de EE UU del pacto, que lo convertiría en papel mojado. Irán advirtió ayer de "graves consecuencias" si EE UU deja el acuerdo. La pasada semana adelantó que no piensa volver a negociarlo y que volverá a enriquecer uranio si el texto decae.

La nueva posición francesa no se conoció hasta la rueda de prensa posterior a la reunión. De hecho, hasta entonces, las agencias hacían hincapié en las diferencias que separan a Trump y Macron sobre el pacto nuclear firmado en 2015 entre Irán y las grandes potencias para someter a control los procesos de enriquecimiento de uranio desarrollados por Teherán.

Antes de entrar a la reunión, Trump, en una de sus andanadas, calificó de "horrible desastre" el acuerdo firmado bajo la presidencia de Obama y respondió con un "ya veremos" a la posibilidad de que EE UU siga en el pacto. "Vamos a hablar de eso", añadió.

En la rueda de prensa, fue Macron el encargado de hacer la síntesis. "Tenemos un desacuerdo" sobre el pacto con Irán, dijo. "Pero creo que estamos en vías de superarlo con la decisión que hemos adoptado de ir hacia un nuevo acuerdo", añadió. A su lado, Trump parecía entusiasmado con la idea de ese "nuevo acuerdo" de "fundamentos sólidos", porque el vigente está "en descomposición".

La visita de Estado de tres días de Macron a EE UU está marcada por el signo de la cordialidad extrema. Mientras se dirigía a la prensa, Trump aseguró mantener una relación especial con el francés y, para demostrarlo, le retiró una "pequeña mota de caspa", fueron sus palabras, del hombro. "Tenemos que hacer que esté perfecto. Él es perfecto", añadió.