El ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, anunció ayer que su país no investigará el comportamiento de sus militares durante la operación de respuesta del pasado viernes a las protestas en la frontera de Gaza con motivo del aniversario de la Nakba, y en las que murieron 16 palestinos y unos 1.400 resultaron heridos. "Los soldados israelíes hicieron lo que hacía falta. Creo que todos se merecen una medalla", dijo Lieberman.

El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió el pasado viernes una investigación independiente sobre el derramamiento de sangre; un llamamiento del que se hicieron eco la máxima responsable diplomática de la UE, Federica Mogherini, Amnistía Internacional, e incluso Tamar Zandberg, líder del partido de oposición izquierdista israelí Meretz. El sábado, las tropas israelíes hirieron con munición real y balas de goma a unos 70 palestinos entre los manifestantes en la frontera, dijeron funcionarios palestinos. Testigos citados por "Reuters" dijeron que arrojaron piedras contra los soldados.

Israel asegura que actuó de manera proporcionada y que una decena de los fallecidos el viernes pertenecían al brazo armado del movimiento islamista Hamás, fuerza predominante en el enclave gazací. Hamás, por su parte, cifra en solo ocho sus milicianos muertos.