Centenares de miles de jóvenes y adultos salieron ayer a las calles en más de 800 ciudades de EE UU para exigir medidas de control del acceso a las armas de fuego. La ira de los manifestantes se dirigió sobre todo contra los políticos, a los que acusaron de ser incapaces de dar una respuesta efectiva a la violencia.

Las marchas fueron convocadas y organizadas por jóvenes estudiantes, cansados de los periódicos tiroteos y matanzas en establecimientos de enseñanza. Cada año mueren por disparos unas 30.000 personas en el país. Multitudes de adultos se sumaron a las manifestaciones, en lo que ya se ve como una de las mayores protestas en al menos una generación.

En Washington, los oradores más ovacionados fueron algunos supervivientes de la masacre del mes pasado en un instituto de Parkland (Florida), donde 14 estudiantes y tres adultos fueron muertos a balazos. "Súmense a nosotros o preocúpense, porque los electores van a hablar", dijo una de las supervivientes, en referencia a las legislativas de noviembre.