Las fuerzas turcas y sus aliados del Ejército Libre Sirio (ELS) tomaron ayer la ciudad de Afrin, después de dos meses de ofensiva para expulsar de esta región fronteriza del noroeste del país a una milicia kurda, las Unidades de Protección Popular (YPG), que Ankara considera "terrorista".

El avance de las fuerzas turcas y los rebeldes sirios activó un éxodo masivo de civiles, como está ocurriendo en otro frente, el enclave rebelde de Ghuta Oriental, cerca de Damasco, del que el régimen de Bachar al Asad ha recuperado más del 80 por ciento y del que, desde finales de febrero, han huido 73.000 personas. Asad visitó ayer a las tropas destacadas en Ghuta.

En cuanto a Afrin, la milicia kurda de las YPG, aliada de Estados Unidos, anunció que ha renunciado a la guerra de posiciones para no causar más perjuicios a la población civil, aunque seguirá combatiendo a las fuerzas turcas con guerra de guerrillas.