La opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) se opuso ayer a la intención del presidente venezolano, Nicolás Maduro, de adelantar las elecciones parlamentarias para que coincidan con las presidenciales del 22 de abril, a las que los opositores anunciaron el miércoles que no se presentarán por ser "fraudulentas".

Maduro planteó ayer una "megaelección" que, además de las presidenciales, incluya una votación para renovar la Asamblea Nacional, única institución que controla la oposición, cuya renovación estaba prevista para 2021. En todo caso, el chavismo ya vació de contenido a la Asamblea el año pasado al traspasar buena parte de sus funciones a la Constituyente, cámara corporativa elegida en julio en unos comicios también boicoteados por la oposición venezolana.

"Frente amplio"

Los opositores han dado a entender que concentrarán su lucha en la sociedad, al anunciar que, abandonada la vía electoral, se esforzarán en crear un "frente amplio nacional" para "fortalecer el músculo social" para las "luchas futuras".

La MUD ha retado a Maduro a medirse en "unas elecciones de verdad", esto es, con una fecha viable --el segundo semestre de 2018--, un Consejo Nacional Electoral "equilibrado", "misiones de observación internacional independientes" y la participación de los partidos y políticos vetados o inhabilitados, entre otras cosas.

Maduro ofrece a Zapatero

Maduro ha contraofertado con una misión de observación electoral de carácter internacional liderada por el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, que ha ejercido de mediador en el diálogo entre el Gobierno y la MUD.

La legislación venezolana no contempla la posibilidad de que se desplieguen en el país misiones de observación electoral. Solo avala el llamado "acompañamiento" electoral que hasta ahora ha quedado a cargo de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).

El Palacio de Miraflores argumenta que el sistema electoral venezolano es uno de los más fiables del mundo.