Los bebés nacidos en países pobres, en particular del África subsahariana, tienen "alarmantes" riesgos de muerte prematura, según denuncia Unicef -el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia- en un informe difundido ayer en Washington.

Tres cifras resultan altamente esclarecedoras: un millón de niños mueren cada año en su primer día de vida, la inmensa mayoría por causas evitables. La cantidad se eleva a 2,6 millones si el periodo considerado es el primer mes de vida del neonato. El número de los que nacen muertos cada año es también de 2,6 millones.

"Aunque hemos reducido en más de la mitad las muertes entre los niños menores de cinco años en los últimos 25 años, no hemos hecho progresos similares a la hora de poner fin a las muertes entre niños de menos de un mes", lamentó la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta H. Fore.

"Dado que la mayoría de estas muertes son prevenibles, claramente estamos fallándoles a los niños más pobres del mundo", denunció Fore en comunicado con motivo de la publicación del informe "Cada vida cuenta. La urgente necesidad de poner fin a las muertes de los recién nacidos".

Según Unicef, más del 80% de las muertes de recién nacidos se deben a que estos son prematuros, a complicaciones durante el parto o a infecciones como la neumonía o la septicemia. Todas estas muertes son prevenibles con acceso a matronas mejor entrenadas, junto a otras soluciones de probado éxito como son el agua limpia, los desinfectantes, la lactancia materna durante la primera hora de vida, el contacto piel con piel y una buena nutrición.

Sin embargo, el África subsahariana tiene una carencia extrema de profesionales cualificados. Por ejemplo, en Noruega hay 218 médicos, enfermeras y matronas por cada 10.000 personas, mientras que en Somalia la proporción se desploma hasta 1 por cada 10.000.

En los países con rentas bajas, la mortalidad de los neonatos se sitúa en 27 por cada 1.000 nacimientos, frente a los tres muertos por cada 1.000 nacidos en los países más ricos, es decir, mueren nueve veces más en los primeros que en los segundos. La lista de los países con la más alta tasa de mortalidad de recién nacidos la encabeza Pakistán, con uno de cada 22, seguido por la República Centroafricada (uno de 24), Afganistán (uno de 25), Somalia (uno de 26), Lesoto (uno de 26), Guinea-Bissau (uno de 26), Sudán del Sur (uno de 26), Costa de Marfil (uno de 27), Malí (uno de 28) y Chad (uno de 28). Como ejemplo, en Pakistán un neonato tiene 50 veces más probabilidades de morir que en Japón.