Michael D. Cohen, que durante años fue abogado personal del actual presidente de EE UU, Donald Trump, confirmó ayer haber pagado en octubre de 2016 -días antes de las elecciones presidenciales- 130.000 dólares (algo más de 100.000 euros) a la actriz porno Stephanie Clifford, de nombre profesional Stormy Daniels. El diario "Wall Street Journal" desveló ese pago el pasado enero y aseguró que el objetivo fue que la actriz no desvelase una relación que mantuvo con el magnate en 2006. Este extremo no fue confirmado ayer por el abogado, quien sí precisó que el dinero salió de su bolsillo.

Cuando semanas atrás el diario publicó la revelación, tanto el abogado como la actriz porno desmintieron la supuesta relación. Esta se habría producido durante un torneo benéfico de golf celebrado en Nevada en julio de 2006, cuando Trump llevaba un año casado con su actual esposa, Melania, que había dado a luz a Barron, el hijo de la pareja, tres meses antes.

Tras el desmentido inicial, la actriz ha optado en sucesivas entrevistas por no confirmar ni desmentir su relación con Trump. En cuanto al abogado Cohen, ha hecho la admisión del pago al ser interrogado por la Comisión Electoral Federal.

Mientras se siguen aireando aspectos de la vida privada de Trump, algunas de sus iniciativas públicas siguen recibiendo reveses. Un segundo juez federal ha bloqueado la decisión de poner fin al programa DACA, que protege de la deportación a casi 700.000 jóvenes inmigrantes, conocidos como "dreamers" ('soñadores'), llegados en su infancia a EE UU. El 9 de enero otro juez federal había dictado un fallo de igual tenor contra la suspensión, que debería entrar en vigor el próximo 5 de marzo.

El Congreso sigue debatiendo, entre tanto, una ley que otorgue protección duradera tanto a esos 700.000 jóvenes como a otros 1,1 millones que han solicitado sin éxito ser incluidos en el DACA. Sin embargo, el acuerdo se hace difícil por la contrapartida de 25.000 millones de dólares exigida por la Casa Blanca para construir el muro con México.

También está en el Congreso el proyecto de Presupuesto para 2019 enviado por Trump, que prevé un importante incremento de los gastos de Defensa, paralelo a un recorte sustancial de los gastos sociales.

El jefe de Presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, admitió ayer que, si se sentara en el Congreso, no daría su visto bueno a las cuentas. Lo curioso es que vertió la descalificación durante su defensa del texto ante el Senado, cuando fue preguntado si él le daría el visto bueno como legislador: "Probablemente encontraría demasiados defectos como para no votar en contra", dijo. Ante el revuelo causado, su portavoz afirmó posteriormente que Mulvaney no se refería al presupuesto sino al techo de gasto aprobado la pasada semana por el Congreso.