Donald Trump se ganó ayer una sonora bronca internacional por tachar de "países de mierda" a Haití, El Salvador y las naciones africanas. El insulto, que el magnate empleó en una reunión con congresistas republicanos y demócratas, según informaron, entre otros, "The Washington Post" y "The New York Times", desató una condena global de la que no quedó exento ni siquiera el republicano de más alto rango, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, para quien el exabrupto de Trump es "muy desafortunado y poco útil".

Como era de esperar, el presidente norteamericano se valió de su red social favorita para defenderse. Primero reconoció que en la citada reunión del jueves sobre inmigración había empleado un "lenguaje duro", pero no el término que se le atribuye.

Después, y por la misma vía, centró su caso en Haití. "Nunca dije nada despectivo sobre los haitianos más allá de que, obviamente, Haití un país muy pobre y lleno de problemas", escribió. Y añadió: "Nunca dije 'sáquenles de aquí'. Inventado por los demócratas. Tengo una relación maravillosa con los haitianos". El demócrata Richard J. Durbin, presente en la reunión, certificó que el magnate habló de "países de mierda" y vertió opiniones "racistas" llenas de "odio".

"¿Por qué dejamos que todas estas personas de países de mierda vengan aquí?", preguntó el magnate, durante una reunión con congresistas en el Despacho Oval, tras sugerirle estos restaurar la protección para los inmigrantes haitianos y salvadoreños en el marco del acuerdo bipartidista sobre inmigración que se negocia desde hace semanas. En su lugar, Trump formuló el deseo de abrir las puertas a ciudadanos de países como Noruega.

La ONU

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos tachó al magnate de "racista" y le acusó de incitar a la xenofobia. Y también recibió duras reprimendas del embajador haitiano, Paul Altidor, el Gobierno hondureño y la Unión Africana.

De otro lado, Trump decidió prorrogar la moratoria a las sanciones impuestas contra Irán por su programa nuclear, lo que implica acatar los compromisos del acuerdo de 2015, pero dejando claro que es "la última" prórroga que firmará. El Presidente quiere trabajar con sus socios europeos "en algún tipo de acuerdo que imponga ciertos límites que el régimen iraní no pueda exceder en relación a los misiles balísticos". La UE reclamó el jueves a Trump que no rompa el pacto con Irán.