Austria dio ayer un vuelco a la derecha en las elecciones legislativas que ganó el conservador Sebastian Kurz y que deja a los ultranacionalistas a las puertas del Gobierno como socio clave para formar cualquier mayoría.

El Partido Popular (ÖVP) de Kurz, de solo 31 años, logró el 31,7% de los votos, con el escrutinio al 97,7%, incluyendo una estimación para el voto por correo, en unos comicios generales que contaron con una participación del 79,4%.

Le siguen el Partido Socialdemócrata (SPÖ), del canciller federal, Christian Kern, con el 26,9% y en tercer lugar se queda el ultranacionalista Partido Liberal (FPÖ) con el 26,0%.

Mientras que los conservadores aumentaron sus votos en casi ocho puntos porcentuales y los ultranacionalistas en 5,5 respecto a las elecciones de 2013, los socialdemócratas se mantienen con los mismos apoyos que hace cuatro años.

Los grandes perdedores son los opositores Verdes, que perdieron más de 8,5 puntos porcentuales para quedar en un 3,9% de los votos, insuficiente para entrar en el próximo Parlamento.

Este descalabro se produce después de que el exlíder de los Verdes Alexander Van der Bellen lograse la presidencia austríaca frente al ultranacionalista Norbert Hofer. Van der Bellen ya ha avanzado que dará el encargo de formar Gobierno a Kurz.

Todos los analistas coinciden en que su socio más probable de coalición serán los ultranacionalistas del FPÖ de Heinz-Christian Strache, conocidos por sus posiciones euroescépticas y contra la migración.

"Este resultado es un claro mandato para cambiar Austria", dijo Kurz, quien se mostró "muy feliz" por un resultado que ya avanzaban las encuestas desde hace meses. "Si recibimos un encargo para formar gobierno voy a hablar con todos", dijo el líder democristiano quien puede convertirse en el jefe de Gobierno más joven de Europa.

Desde que Kurz se hiciera con las riendas del ÖVP en mayo, desplazó a los ultras en las preferencias de los votantes con un programa que endurece las políticas migratorias, recorta ayudas para solicitantes de asilo y refuerza las medidas de integración.

El joven político, conocido por sus trajes ajustados y su pelo engominado peinado hacia atrás, pescó así en el caladero de votos de la ultraderecha. Kurz, todo un mago de la autopromoción, ha logrado convertirse en el candidato que encarna el "cambio" para gran parte del electorado pese a que su partido lleva 31 años en el poder. "Un 60% del electorado ha votado el programa político de FPÖ", declaró Strache, quien volvió a acusar a Kurz de "robarle" sus ideas y, por otra parte, destacó las coincidencias ideológicos de ambas formaciones.

Los ultranacionalistas se han quedado cerca de su mejor resultado histórico, logrado por el fallecido Jörg Haider en 1999 con el 26,9%, que luego formó una coalición con el ÖVP.